EN LA MUERTE DE DOM ALEXANDRE OLIVAR DAYDÍ

Ha muerto en la Abadía de Montserrat el P. Alexandre Olivar Daydí, monje y estudioso de la litúrgia y de los Padres de la Iglesia.

Que el Señor lo acoja en su Reino y nos encontramos con él sentados en el banquete festivo de la Pascua definitiva.

Con motivo de la distinción Doctor Honoris Causa por el Ataneu Universitari Sant Pacià la revista Misa Dominical publicó el artículo del Dr. Joan Torra, vicepresidente del CPL, que ahora reproducimos.

«Se le concedió esta distinción en un acto solemne el 18 de noviembre de 2017 en el Monasterio de Montserrat, acto presidido por el cardenal Juan José Omella, arzobispo metropolitano de Barcelona y Gran Canciller del Ateneo Universitario Sant Pacià.

El P. Alexandre Olivar es el monje de más edad del Monasterio, noventa y ocho años, próximo al siglo de vida, cuenta ochenta y dos de vida de monje –desde la primera profesión– y setenta y cinco de sacerdote.

Como sea que dirigió la Biblioteca del Monasterio, publicó los diversos catálogos de manuscritos, de incunables y sobre todo de los manuscritos litúrgicos. Publicó El Sacramentari de Vic, y poco después El Sacramentari de Ripoll. Con ello comenzaban los estudios que un buen número de sabios ha realizado de la antigua liturgia catalanonarbonesa hasta hoy. La lección que impartió el P. Alexandre aquel día se tituló precisamente La liturgia en Cataluña hace mil años. Fue el responsable de la fundación de la Sociedad Catalana de Estudios Litúrgicos en el interior del Institut d’Estudis Catalans.

Como secretario y consejero del cardenal Anselm M. Albareda, vivió personalmente la primera sesión del Concilio Vaticano II, que dio forma a la constitución Sacrosanctum Concilium sobre la liturgia. Y en 1965 fue organizador y secretario general del II Congreso Litúrgico de Montserrat, que se propuso estudiar «la liturgia del mañana».

Ha publicado la edición crítica de las obras de san Pedro Crisólogo, un obispo predicador de Rávena que murió en el año 450. Además es internacionalmente conocido por ser el mayor especialista sobre la predicación cristiana antigua. Este es el título de su gran obra publicada en 1991.

Un reconocimiento, pues, que hace justicia a un gran sabio, a un investigador paciente que ha aportado luz a la historia de la liturgia catalana y a la obra de san Pedro Crisólogo; ha explicado como nadie la predicación cristiana de los primeros siglos, y ha puesto al alcance de todos los fondos de la Biblioteca montserratina. Un reconocimiento necesario: ¡enhorabuena!».