Conclusiones de los prefacios

La acción de gracias que elevamos a Dios en el prefacio de la plegaria eucarística concluye invitando a unirnos a los coros celestiales que están continuamente alabando a Dios. Y sigue el canto del Santo.

En esta parte final del prefacio se mencionan en el texto latino las diferentes jerarquías celestes: ángeles, arcángeles, serafines, virtudes, dominaciones, principados… Sin embargo, en la traducción primera al castellano que se hizo del Misal, se simplificaron estas conclusiones, repitiendo las mismas, sin correspondencia con los originales y suprimiendo la mención de las jerarquías celestes, más allá de los ángeles y los arcángeles.

En la nueva traducción vuelven a aparecer las virtudes, las dominaciones, los serafines, los querubines, etc.

Todos estos seres celestes los encontramos en diferentes pasajes bíblicos: los serafines, por ejemplo, en Isaías 6,1–7; los querubines en Génesis 3,24 o en Ezequiel 10,17-20; los tronos, las dominaciones, los principados y las potestades en la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1,16; las virtudes en la primera carta del apóstol san Pedro 3,22, etc. En la época patrística, fueron clasificados por el Pseudo-Dionisio Areopagita en su obra De coelesti hyerarchia.