En el número 15 de Misa Dominical encontraréis el material para la solemnidad de Cristo Rey, para los primeros domingos de Adviento y la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Por lo tanto, este número está a caballo entre los ciclos C y A. Esto me hace reflexionar que los conceptos «inicio» y «fin» pueden entenderse como opuestos en una visión puramente lineal del tiempo. En cambio, en la celebración del año litúrgico sabemos que no es así: siempre tenemos presente un nuevo comienzo. En este ciclo C, la fiesta de Cristo Rey nos hará contemplar la gloria de Jesús ante la cruz. Y la fe en Él provocará en nosotros el deseo de su venida, su retorno, nos conectará de un modo especial con el sentido del Adviento, que será un nuevo inicio de la celebración de la fe. Sería difícil resumir todo lo vivido este año. En el ámbito eclesial y, concretamente, en el parroquial y diocesano, los trabajos y la reflexión del sínodo han sido un momento de crecimiento para todos nosotros. Podemos dar gracias por ello.
Con la celebración del próximo Adviento descubriremos nuevos aspectos de lo que significa la esperanza. El contexto mundial que vivimos, la inestabilidad económica, la crisis de los recursos energéticos, la guerra en Ucrania y en tantos lugares del mundo, harán que las fiestas de Adviento que viviremos adquieran aún más un subrayado y un significado especial: ante toda esta incertidumbre brillará más intensamente la esperanza del nacimiento del Salvador, de la venida de su Reino.
Carles Cahuana